Como técnico de climatización, cada día visitaba empresas y hogares para realizar reparaciones y mantenimientos. Pero algo comenzó a repetirse constantemente: las personas me pedían ayuda.

"Oye, mi aire le pasa esto, ¿qué puede ser?"
"¿Podrías echarle un ojo a mi equipo?"
"¿Tienes alguna tarjeta para el mantenimiento?"

Entre el trabajo y las responsabilidades, era complicado atender todas esas solicitudes.

Pero cada pregunta me hacía reflexionar sobre un problema más grande.

Un día que nunca olvidaré, una señora me contó su experiencia buscando técnicos por Internet."Siempre me dicen que es mejor cambiar el equipo", me explicó frustrada.

"Yo solo quiero que un técnico revise mi equipo y me diga qué le pasa. Que me explique si vale la pena repararlo o cambiarlo. Quiero un trato de tú a tú, no que me vendan algo automáticamente."

Esa conversación lo cambió todo. Me di cuenta de que había un vacío enorme entre los técnicos profesionales y las personas que realmente necesitaban ayuda honesta.